martes, 17 de julio de 2012

El Dictador en 2D

Entrada 4 €
Todos los públicos
Vi.: 20/07/12   18:10  20:20  y  22:30
Sa.: 21/07/12   18:10  20:20  22:30  y  01:00
Do.: 22/07/12   18:10  20:20  y  22:30
Lu.: 23/07/12   20:00  y  22:30   Ma.: 24/07/12   20:00  y  22:30
Mi.: 25/07/12   20:00  y  22:30   Ju.: 26/07/12   20:00  y  22:30
Sinopsis: “El dictador” nos cuenta la historia de un dictador que hace todo lo posible para que la democracia no llegue a su país. Sacha Baron Cohen se mete ahora en la autocrática piel del almirante general Haffaz Aladeen. Rico en petróleo y bastante aislado, el estado norteafricano de Wadiya lleva siendo gobernado por el vehementemente antioccidental Aladeen desde que éste tenía seis años, cuando fue nombrado líder supremo tras la desafortunada muerte de su padre, muerto por desgracia en un accidente de caza, alcanzado por 97 balas y una granada de mano. Desde que accedió al poder absoluto, el consejero de más confianza de Aladeen es su tío Tamir (Ben Kingsley), quien ejerce de jefe de la policía secreta, jefe de seguridad y proveedor de mujeres. Por desgracia para Aladeen y sus consejeros, el muy vilipendiado Occidente ha comenzado a meter las narices en los asuntos de Wadiya, y las Naciones Unidas han sancionado repetidas veces al país en la última década, pero el dictador no va a consentir que un inspector del Consejo de Seguridad entre en sus instalaciones secretas de armamento (¿es que acaso no saben lo que quiere decir “secreto”?). Pero después de que un intento de asesinarle le cueste la vida a otro de los acólitos del líder supremo, Tamir convence a Aladeen de que vaya a Nueva York a solucionar la cuestión de las Naciones Unidas. Y así, el general Aladeen, Tamir y su séquito llegan a Nueva York, donde no son muy bien recibidos, pues la ciudad está repleta de exiliados de Wadiya cuyo mayor deseo es ver a su país libre del despótico régimen de Aladeen. Pero en la tierra de la libertad, a Aladeen le esperan muchas más cosas que unos cuantos expatriados furiosos y algunas sanciones indeseadas (¡e injustificadas!).
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